Purranque
Cristián Oyarzo, construye en Purranque un relato fragmentado entre dos mundos: la comunidad Oromo-Forrahue donde creció y la Villa Olímpica de Santiago donde vive ahora, transformando su propia biografía en una narración. El nombre mismo del lugar, que significa «montaña de osamentas», recuerda el fusilamiento de quince comuneros huilliches en 1912, develando la violencia histórica de su comunidad.Oyarzo, escribe con la conciencia de quien conoce ambas lenguas, el mapudungun y el castellano, usando la alusión como recurso central. El relato, denuncia una desigualdad que se traslada desde el campo a la academia santiaguina, proponiendo reescribir la memoria de la zona, partiendo por su nombre original, Pu Rangküll, donde la memoria reclama ser contada.